Opinión

¿Por qué sólo los médicos deben ser directores de los hospitales?

A inicios de la década pasada se llevó a cabo un enorme debate en torno al profesional que debería dirigir los hospitales. La pregunta era ¿qué es preferible: perder un gran médico haciéndolo un mal administrador o poner un administrador y conservar un gran médico?

Este debate obviaba el aspecto central, es decir, ¿cuál es la misión de un hospital? Había, además, un sesgo en la manera de formular la pregunta, al darse por descontado que el simple hecho de ser médico implicaba ser un mal administrador y, por otro lado, que se trataría de un administrador general y todavía siempre exitoso. El argumento era perder un gran médico por el hecho de hacerlo administrador, desconociendo que el médico trabaja desde el inicio de su carrera como administrador. Es imposible hacer medicina si no se es administrador.

El galeno recién egresado administra personal de cuidados intermedios y de apoyo al paciente, a la familia del paciente, su propio consultorio, la posta, el centro de salud, etc. Podríamos afirmar enfáticamente que si bien el acto médico es lo distintivo del galeno para plasmar y producir el bien deseado a los pacientes, se necesita como complemento el proceso completo de la administración (planea-ción, organización, dirección y control).

Toda organización se divide en administradores y operativos u operadores. El médico en un hospital o establecimiento de atención médica nunca es un operativo. El médico de más bajo nivel, por la naturaleza del acto médico siempre realiza tareas de administrador, sea como supervisor, medio u alto nivel. Además, hay que tomar en cuenta que las organizaciones especializadas y complejas requieren de administradores del más alto nivel con un enorme conocimiento de la razón de su existir, es decir, engarzados en la propia misión de la organización.

La fuerza propulsora, la línea central de producción (servucción) de los hospitales o establecimientos de atención médica son los actos médicos.

El médico como conocedor de las habilidades, destrezas y actitudes propias del acto médico, fuerza propulsora de la organización hospitalaria y del proceso administrativo, reúne los requisitos ideales para dirigir un establecimiento de atención médica u hospital.

Hay que aclarar, sin embargo, que estos requisitos que sólo reúne la profesión médica no aseguran automáticamente el éxito de un director hospitalario si no se toma en cuenta su personalidad, su sello individual. Por ello, es necesario que se restablezca la carrera médica dentro de las instituciones públicas de salud, asegurando la promoción en base a concursos y evaluaciones integrales, las direcciones hospitalarias concursadas y se abandone la politización y el coto de poder de los gobiernos de turno.