La situación de los médicos frente a los cambios y sus expectativas

Después de 4 años de incertidumbre política y luego de casi 11 años de haber sufrido la  terrible dictadura fujimontesinista, la profesión médica fue privada de dinamismo y adormecida por una conducción gremial de un fujimorismo convenido.

El pueblo peruano ha asistido a 4 procesos electorales en un año, y  no le ha dado mayoría a ningún grupo político, hecho que dificultaría la gobernabilidad si continuase persistiendo  el mesianismo político, el verticalismo, el sectarismo y no se abre paso a la concertación, la tolerancia y la amplia convocatoria. La agenda política prioritaria es construir la gobernabilidad.

La  gobernabilidad la debemos construir todos los actores involucrados, y no los viejos dirigentes políticos, acostumbrados a perder en las calles y astutos en ganar en la mesa, y que pretenderán  repartirse las esferas de gobierno excluyendo a las fuerzas que precisamente impulsaron el  cambio. Los fujimoristas convenidos son hoy en día antifujimoristas. La situación de las instituciones de salud, MINSA, ESSALUD, etc,  continuarán en las mismas manos y con los mismos métodos si los trabajadores del sector y los médicos no organizan toda una cruzada nacional por el cambio y la renovación. Además, tal es la cantidad de alianzas que se requieren para construir un gobierno estable, que los nombres de los actores todavía no están definidos, lo que significa que muchos se sienten con derechos, aunque pocos serán los designados. Los partidos y movimientos políticos tienen un espacio mayor de maniobra en estas circunstancias. Es poco probable que se de un gobierno de posiciones ideológicas o doctrinarias, es mayor la tendencia que lo arrastra hacia un gobierno de intereses y pragmático. Esto significa una oportunidad o una amenaza para la profesión médica, por lo que está obligada a mantener una ágora de propuestas con una adecuada organización gremial, y con la suficiente solvencia moral.

El país atraviesa un período de aguda recesión, caída drástica de la producción nacional y una enorme parálisis del aparato productivo, con una reducción de la capacidad de consumo a límites nunca antes vistos en la historia del Perú. El nivel de nuestras exportaciones no cubren al de las importaciones y la deuda externa con sus intereses alcanza hasta un 60% de los gastos que debe enfrentar el estado, lo que  la convierte en el principal problema de la economía del país. La recaudación de impuestos se mantiene a niveles totalmente paralizantes, siendo un factor distorsionador, más que promotor de la economía nacional. Debido a estas circunstancias los grandes centros de las finanzas internacionales, el Banco Mundial, FMI, y los estados miembros de estos fondos internacionales se convertirán en el elemento más protagónico del presente gobierno. La participación del sector salud en ésta circunstancia obedecerá los lineamientos de política internacionales que versarán en dos direcciones fundamentales: Contención del gasto en salud y mayor eficiencia del gasto presupuestado. Esto se traducirá en traspasar al sector privado todo aquello que sea apetecible por su rentabilidad, descentralizar la salud a los gobiernos locales,  subsidiar selectivamente a la población vulnerable y por otro lado aumentar el gasto individual en salud por los propios interesados. Esta es la tendencia que se avecina si la profesión médica y los trabajadores en su conjunto no enarbolamos una propuesta de salud que brote de las reales necesidades de la población peruana.