8 de Junio del 2005

Herberth Cuba García*

 ¿Por qué médicos nombrados?

Existe la percepción en los médicos de que toda la población está de acuerdo con el nombramiento de los galenos contratados. Sin embargo, tal percepción es equivocada. Al contrario, muchos administradores, políticos y empresarios creen que un médico nombrado es improductivo, holgazán y contestatario. La práctica diaria nos pone frente a colegas que por azahar del destino o por favoritismo o clientelaje político administran hospitales y centros de salud que ensalzan la situación del contratado. Es más, prefieren colocarlos en cargos para manipularlos bajo el chantaje y la amenaza.

 El 53% de los médicos que laboraban en el Ministerio de Salud eran contratados, aún 4,500 médicos de Essalud continúan en esa condición y toda la burocracia ministerial y de Essalud prefieren y se cuidan para que eso no cambie. El imperativo burocrático hace que cualquier atisbo de cambio sea frenado.

 Existe otra percepción en los médicos que cree que el nombramiento sólo de los galenos es discriminatorio; por ello se debería exigir el nombramiento de todos los trabajadores. Sin embargo, tal percepción es también equivocada. El trabajo bajo la modalidad de contratos temporales es necesario. Todos los países mantienen este tipo de contrato. Está demostrado que el trabajo médico no puede realizarse bajo la forma de contratos temporales y precarios por la naturaleza del acto médico; por lo tanto, no es discriminatorio nombrar sólo a los médicos

 El acto médico está sujeto a múltiples presiones que pueden distorsionarlo poniendo en riesgo la salud del paciente. Estas presiones provienen de los administradores, los políticos, los seguros, los laboratorios farmacéuticos, los familiares del paciente, aún del propio paciente, etc. Es un derecho del paciente ser atendido por un médico nombrado, que tenga estabilidad en el puesto para defender su opinión y sus conclusiones diagnósticas y terapéuticas, con plena posibilidad de ejercer libremente su discernimiento clínico, al punto de tener derecho a la objeción de conciencia.

 La profesión médica tiene que lidiar contra una burocracia estatal acostumbrada a administrar a los galenos como autómatas o robots, de espaldas a las necesidades de la gente. Y, por otro lado, reclamar el derecho de los pacientes de ser atendidos por médicos que tengan las posibilidades y estabilidad en el puesto para ejercer el acto médico libre de presiones e injerencias. Lo que existe en el Perú es un abuso y constituye una violación de los derechos humanos de la población.

 8 de Junio del 2005

 * Vocero Oficial de la Asociación Médica Peruana (AMP)