Expreso

30 de Octubre de 1996

No hay mercado de salud desde el escritorio

 Herberth Cuba García

El hermetismo con que vienen trabajando los altos funcionarios del Ministerio, de Salud (Minsa) en tomo a la reforma del sector genera suspicacia sobre la voluntad de llevar adelante este proceso. Durante aproximadamente seis meses, la actual gestión ministerial ha mantenido silencio sobre la reforma sanitaria.

Las entrevistas públicas a las autoridades del sector han sido escasas y se ha rehuido sistemáticamente al periodismo. Sin embargo, desde el Minsa algunas ideas sobre la reforma han empezado a filtrarse, lo que nos permite adelantar ciertos juicios.

Antes de explayamos en el tema, vale precisar que la reforma tiene dos áreas: la de los enfermos, cuyo interés privado y particular es curarse y rehabilitarse, y la de las campañas preventivas de enfermedades y promocionales de salud.

Con respecto a la curación y rehabilitación, de los enfermos, el silencio del Minsa —según ha trascendido— se debe a que no tiene cálculos sobre cuánto cuesta la curación o rehabilitación de los diferentes tipos de enfermedades. Este déficit impide una real política de subsidio a los más pobres, dé modo que no permitiría saber qué tipo de pacientes y qué enfermedades cubriría el Estado en forma gratuita.

Como declara el propio ministro de Salud, "no tenemos todavía una idea muy clara de lo que va a significar el plan de subsidio". "Esto lo sabremos cuando se terminen los cálculos matemáticos actuariales que se están llevando a cabo en estos momentos".

En artículo publicado en EXPRESO (4/5/1996), planteamos precisamente "la necesidad de la creación de un ente o mecanismo que financie el acto médico integral, incluyendo medicamentos para las llamadas cargas sociales".

Pese a lo acertado de la intención del Minsa de calcular los señalados costos, lo cierto es que se trata de un esfuerzo innecesario porque los costos se acomodarán a la realidad cuando se eliminen las distorsiones del mercado. Debe entenderse que no se puede construir un mercado desde el escritorio.

Otro problema es que él Minsa tampoco tiene claridad sobre cómo se hará para que "los vivos no pasen por indigentes". La respuesta a este problema tampoco se encontrará desde el escritorio. Existen funcionarios del Minsa que desvían la solución y crean problemas donde en realidad no existen, bajo el pretexto de que el mercado "traerá un desastre para la salud". Pero, ¿puede haber mayor desastre sanitario que el actual? Definitivamente, no.

No obstante los problemas arriba mencionados, se debe reconocer que el Minsa ya no piensa en el monopolio de la prestación del servicio de salud. Precisamente el calculo de los costos mencionados señala que se trasladará la prestación del servicio a entidades privadas, el seguro social y el propio Ministerio,  dependencias éstas que disputarán el financiamiento del Minsa en base a eficiencia, calidad y ahorro de costos en la atención.

En otras palabras, el actual ministro del sector ha producido un gran avance ideológico con respecto a gestiones anteriores, que consideraban vital el monopolio estatal en la provisión del servicio. En otras palabras, en la curación y rehabilitación de enfermos, el Minsa será sólo un fondo de financiamiento para el indigente y normará las políticas de salud.

En la medida en que el subsidio está dirigido al paciente y no a las instituciones de salud, entonces, es necesario incrementar la competitividad y autonomía en la gestión de los hospitales y centros de salud estatales, con el objeto de que puedan competir por el subsidio del Estado, Si no lo hacen, quiebran, porque los subsidiados preferirán a las instituciones más eficientes. Por esa razón, el Estado debe conceder mayor autonomía y flexibilidad en la gestión a sus dependencias, tal como se pretende con el plan. piloto en cinco hospitales bajo la denominación de "acuerdos gestión".

No obstante, el plan piloto no concede autonomía a los hospitales, y pretende monitorear las mejoras desde los escritorios del Ministerio. De igual manera, existe la idea de que el Instituto Peruano de Seguridad Social se convertirá en un fondo de financiamiento de sus asegurados, bajo el mismo esquema del Minsa.

El IPSS y el Ministerio de Salud, entonces, convertidos en fondos de financiamiento que pagan atenciones a sus afiliados en las entidades prestadoras de servicios que existen en el país, públicas o privadas.

¿Se privatizará el IPSS? La respuesta es no. El financiamiento seguirá siendo igual; la diferencia consiste en la provisión del servicio, que ya no lo tiene el propio IPSS como monopolio, sino que tendrá que competir con la red prestadora de servicios del Minsa y de la práctica privada.

¿Cómo se procederá con la población rural? Si está asegurada, el financiamiento del servicio de salud lo asumirá el IPSS, en tanto que el servicio será prestado por cualquier institución pública o privada de la zona. Y si el paciente no está asegurado y es indigente, el financiamiento del servicio de salud estará a cargo del Ministerio, mientras que la prestación del servicio será realizada por cualquier institución pública o privada, inclusive dependencias de las fuerzas armadas y policiales.


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