Expreso

18 de Julio de 1994

 

Salud: la contrarreforma contraataca (I)

 

Herberth Cuba García

El ex ministro de Salud, Víctor Paredes Guerra, refutando nuestros artículos sobre la reforma de la salud, llega a justificar su gestión: una de las más caóticas, desde nuestro punto de vista.

 Desconociendo conceptos elementales, llega a decir que «todo ciudadano tiene derecho a percibir, por lo menos, estos servicios (de salud), a cambio de los impuestos que paga». Sorprendente afirmación que demuestra la ignorancia del ex ministro de lo que es un impuesto: es el tributo cuyo cumplimiento no origina contraprestación directa del Estado en favor del contribuyente (D.L. 772).

 El artículo es una cerrada defensa de su gestión, pero su desconocimiento de nociones elementales de epidemiología lo lleva a usar sin precauciones cifras y/o tasas que caen en la falacia ecológica (ejemplo, el Hospital Camón), variaciones de base (el ejemplo del 4% de uso de sales de rehidratación oral), asociaciones falsas (ejemplo de baja letalidad en enfermedades diarreicas) y varianza en las tasas con denominadores pequeños (el uso de las sales de rehidratación orales). Esta situación origina cifras sin contexto, que inducen al lector a la confusión.

 No utiliza el concepto de riesgo, menos aún los indicadores epidemiológicos; finalmente, demuestra no conocer el mercado de la salud. Sólo le informaremos que «mercado es el público que está o puede llegar a estar comprometido en una relación de intercambio con la organización”. (Dever).

 Sin embargo, responderemos a los argumentos vertidos en su artículo y que están refutados en el artículo Reforma y contrarreforma en Salud V (EXPRESO, 23 de junio de 1994), y que mereciera una acalorada réplica del señor Paredes.

 Afirmábamos que Paredes tuvo discrepancias públicas con la reforma del ex ministro Boloña, con resultados perjudiciales para la salud de los peruanos. El ex ministro reconoce que sí hubo tales discrepancias. Pero agrega que no fueron diferencias de fondo, sino de forma y de oportunidad. Es difícil entender a lo que considera forma y fondo. Además, cuando habla de oportunidad se refiere a la reforma. Es decir, él se pregunta si era oportuna o no la reforma. Llámese como se llame, dicha discrepancia existió y, como tal, la reforma en la salud no se ejecutó.

 Otra idea que planteamos es que, si se producía la reforma en la economía, lo lógico era que la salud hubiese seguido el mismo camino. Al respecto, el señor Paredes sostiene que es una falacia plantear que la reforma de la economía obliga a la reforma del sector Salud. Es obvio que tal determinismo no existe, sino que los hombres deben jugar su rol histórico. Por ejemplo, usted, señor ex Ministro, tuvo la posibilidad de realizar esta reforma, pero no la hizo.

 Pero la sensatez y la ciencia  nos señalan que la política de Estado debe ser coher0ente, unitaria y, sobre todo, que en épocas de reformas, quienes conducen el Estado deben entender que los sectores sociales afectados por el ajuste deben tener prioridad.

Es irónico recordarle al ex ministro que el presupuesto del sector del año 1992 se elaboró en medio de grandes conflictos con el Poder Ejecutivo. Que incluso se produjo la observación de dicha norma por el Ejecutivo. Es más, el cumplimiento de los techos presupuéstales estaba en relación directa con la recaudación fiscal, y en esos momentos de fragilidad económica se necesitaba medidas urgentes en todas las carteras ministeriales. Medidas que el sector Salud no ejecutó.

 GESTIÓN DEL EX MINISTRO

¿Qué hizo el señor Paredes?

a) Cerrada oposición al ministro de Economía. Exigía su techo presupuesta! y se oponía a la reforma.

b) Mantuvo la estructura del Ministerio tal cual, mientras los demás estaban en profundos procesos de reestructuración. Además, desconoció disposiciones legales que exigían cambios.

c) A falta de financiamiento para mantener el subsidio indiscriminado y la alta burocracia, se ve obligado a incrementar los recursos propios. El aumento de éstos se produce elevando las tarifas de atención hasta en 300%, tal como lo reconoce Paredes. Con el aumento de los recursos propios, consiguió:

1.- Al elevarse las tarifas, el número de personas que no podían atenderse en salud creció. En la práctica, se dio una privatización sal­vaje: el que no tiene dinero se muere y punto. Situación que mereció el repudio del gremio médico nacional y de la población en general.

2.- No desapareció el subsidio indiscriminado, puesto que el precio de la atención médica, a pesar de haberse aumentado, sigue estando debajo del costo real y, por lo tanto, continúa existiendo el subsidio generalizado. (continuará)


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